El pasado 17 de octubre, Joaquín Sabina sorprendió a sus seguidores al lanzar una nueva canción titulada “Un Último Vals”. Este tema, que llega en un momento crucial de su carrera tras anunciar su retirada, es un guiño canalla al mundo, un reflejo de la vida que ha vivido y de las emociones que lo han acompañado. La canción viene acompañada de un video, el último según el propio artista, dirigido por su amigo Fernando León de Aranoa.
La producción se siente como un auténtico homenaje. Coescrita junto a Benjamín Prado y Leiva, quien también se encargó de la producción y de los arreglos, “Un Último Vals” se convierte en una obra colectiva donde el talento se entrelaza. Junto a Leiva, Carlos Raya (guitarras), César Pop (teclados) y José Bruno (batería) dan vida a una canción que resuena con nostalgia y alegría.
El videoclip se desarrolla en un bar, un escenario emblemático donde la intimidad y la conexión se hacen palpables. En la penumbra de la noche, Sabina se confiesa a un barman, desnudando sus pensamientos y emociones mientras el reloj avanza. A medida que avanza la historia, amigos, compañeros de viaje y seres queridos se van uniendo a la barra, creando un ambiente cálido y cargado de significado.
Fernando León de Aranoa, al hablar de su colaboración con Sabina, expresa su deseo de capturar la esencia de este “último vals”. “Si este va a ser, como él dice, el último videoclip de Joaquín, no quedaba otra que salir a bailar con él”, declara el director. Su visión cinematográfica se mezcla con la música, evocando imágenes del icónico cuadro “Nighthawks” de Edward Hopper y la desesperación de personajes como el de la película “Fat City”.
Con una atmósfera que invita a la reflexión y a la celebración, “Un Último Vals” es más que una despedida; es un canto a la vida y a las experiencias compartidas. Cada nota y cada palabra cuentan una historia, recordando que, aunque las despedidas pueden ser difíciles, siempre hay espacio para la celebración y la conexión.
Mientras el video avanza, se siente la calidez de la camaradería, la levedad de la música y la profundidad de las confesiones. Sabina, con su inconfundible voz, logra que el espectador se sumerja en un viaje emocional, donde cada cara en la barra representa un capítulo de su vida.
¿ “Un Último Vals” se convierte en un legado, un cierre elegante a una carrera llena de magia y autenticidad, invitando a todos a bailar una vez más, a recordar y a celebrar lo vivido?