Pensamientos: Denis Omar Taveras
En tiempos pasados, los habitantes de este rincón de la República Dominicana tenían el privilegio de elegir a sus representantes políticos basándose en la meritocracia y en la capacidad de los candidatos para desempeñar sus funciones con excelencia. La población confiaba en que los mejores candidatos ocuparían los cargos públicos y se comprometerían con el progreso de la comunidad.
Sin embargo, los tiempos han cambiado. En la actualidad, los intereses de los partidos políticos por mantenerse en el poder han ejercido una presión constante sobre la población, limitando su capacidad de elección. En cada proceso electoral, los partidos influyen en la selección de candidatos y canalizan los recursos hacia aquellos que prometen apoyar su permanencia en el poder. La voluntad del pueblo parece haber quedado relegada a un segundo plano.
Es una triste realidad que en la República Dominicana, y en muchos otros lugares del mundo, la partidocracia ha ganado terreno sobre la democracia. Los gobiernos en turno a menudo concentran sus recursos y apoyo en candidatos que están dispuestos a garantizar su reelección, en lugar de priorizar los principios democráticos que deberían prevalecer en un sistema político saludable.
Es imperativo destacar que aunque hemos avanzado en términos políticos como nación, aún nos falta desarrollarnos en el ámbito de la democracia política. La verdadera democracia permite que el pueblo tenga la libertad de elegir a quienes considera que son los más aptos para abordar los problemas que afectan al país. Sin embargo, la partidocracia a menudo impone restricciones en esa elección, lo que puede conducir a la elección de representantes desconectados de la realidad que viven los pueblos.
Es hora de reflexionar sobre cómo podemos avanzar hacia un sistema político más democrático y menos partidista. Esto implica fortalecer las instituciones democráticas, promover la transparencia y la rendición de cuentas, y empoderar a la ciudadanía para que pueda tomar decisiones informadas en las elecciones. Solo entonces podremos recuperar la capacidad de elegir a los mejores líderes y trabajar juntos para resolver los desafíos que enfrenta nuestro querido Higüey y nuestra amada República Dominicana.