Dionisio Mejía, conocido como Guandulito, nació en La Güizara, La Altagracia, Higüey, República Dominicana. Fue el padre biológico del pastor Marcos Yaroide y de más de diez hijos. Desde joven, Guandulito mostró un talento innato para la música y aprendió a tocar el acordeón de su tío Andrés Mejía.
A los 20 años, decidió probar suerte en la capital, donde encontró oportunidades para ganarse la vida reparando acordeones. También comenzó a grabar para el empresario Bartolo Primero y más tarde trabajó con Radhamés Aracena, dueño de un sello discográfico y de la emisora Radio Guarachita.
Durante el gobierno de Trujillo, Guandulito alcanzó gran renombre y popularidad gracias a sus merengues de alabanza al dictador. Aunque esto le trajo éxito en ese momento, su suerte cambió cuando cayó Trujillo y fue repudiado por las mismas masas que antes lo habían aplaudido. A pesar de esto, Guandulito logró recuperar su espacio y volvió a sonar en la radio.
Sin embargo, su resurgimiento fue breve debido a la competencia y a los problemas de salud que enfrentaba. La comercialización del arte popular lo dejó fuera de competencia y terminó viviendo en condiciones precarias junto a su esposa y sus hijos. A pesar de su talento y legado musical, Guandulito fue olvidado por la sociedad y sus grabaciones continúan beneficiando a otros.
Guandulito falleció en junio de 1978 y fue enterrado junto a su último acordeón, el cual tuvo que ser rescatado de una compraventa. A pesar de su importancia en el patrimonio cultural de la nación, su memoria ha sido ignorada. Es necesario reconocer y preservar su legado para mantener viva la tradición y los valores culturales de la República Dominicana.